Carbonato de Litio. Mitos y Realidades

El carbonato de litio es una sal que se encuentra abundantemente en el norte de Chile. Además funciona como medicamento —muy antiguo (John Cade, 1949) y uno de los más estudiados dentro de la psiquiatría—. Sin embargo, también es uno de los más malentendidos. Con frecuencia, las personas tienen ideas equivocadas sobre él: que solo se usa en casos graves, que daña los riñones o incluso que la presencia de litio en la sangre “diagnostica” un trastorno bipolar.


Mito 1: “El litio sirve para saber si alguien tiene trastorno bipolar.”

Este es uno de los errores más comunes. El litio no se usa para diagnosticar. No existe un examen de sangre que confirme o descarte un trastorno bipolar (o enfermedad maníaco-depresiva). El diagnóstico se hace según la historia clínica, los síntomas y la evolución o curso, no según un nivel en el laboratorio. El litio es un tratamiento, no una prueba diagnóstica. Su presencia en la sangre solo sirve para asegurarnos de que el cuerpo lo esté recibiendo en forma adecuada.


Mito 2: “El litio es un medicamento peligroso.”

Otro mito persistente. Durante décadas se creyó que el litio tenía un “margen de seguridad muy estrecho”, pero hoy sabemos que muchos de esos temores venían de prácticas antiguas: dosis muy altas, administraciones varias veces al día y poca educación a los pacientes.

El litio, bien indicado y en dosis bajas o moderadas, es uno de los tratamientos más seguros y protectores de la psiquiatría moderna. No es un químico sintético: es un mineral natural presente en el agua y los alimentos. La mayoría de las personas lo tolera muy bien y los efectos adversos son manejables y suelen mejorar bajando la dosis o cambiando el horario.


Mito 3: “El litio daña siempre los riñones.”

Este es probablemente el temor más extendido. Los estudios modernos muestran que la gran mayoría de las personas no desarrolla daño renal, incluso después de muchos años de uso. El riesgo aumenta solo cuando han ocurrido intoxicaciones (niveles muy altos) o cuando se tomaba en varias dosis al día, una práctica antigua ya abandonada. Con el uso adecuado de dosis bajas y una toma al día, el riesgo es muy bajo.


¿Por qué el litio es tan importante?

Porque ningún otro tratamiento en psiquiatría combina tantos beneficios a largo plazo.

1. Reduce las recaídas y estabiliza el ánimo.

El litio ayuda a prevenir episodios de depresión y momentos de inestabilidad emocional. Esto sirve tanto en personas con trastorno bipolar como en quienes tienen una tendencia natural a cambios bruscos del ánimo (ciclotimia, hipertimia, irritabilidad crónica). En otras palabras, da estabilidad, regula la reactividad emocional y disminuye la intensidad de los altibajos.

2. Reduce el riesgo de suicidio.

Este es uno de los hallazgos más sólidos: el litio reduce de manera muy importante el riesgo de suicidio consumado y de conductas impulsivas graves. No existe otro medicamento en psiquiatría con una evidencia tan clara en este punto.

3. Puede proteger al cerebro.

Otro aspecto muy relevante, y poco conocido, es que el litio tiene efectos neuroprotectores. Diversos estudios en distintos países han encontrado que las personas que consumen pequeñas cantidades de litio de forma natural en el agua potable presentan menor riesgo de demencia, menor deterioro cognitivo con el paso de los años y mejor preservación de ciertas funciones cerebrales. Esto ocurre incluso con dosis muy bajas, que no producen efectos de tipo “medicamento”.

4. Las dosis bajas también aportan beneficios.

Hoy sabemos que el litio no es “todo o nada”. Incluso dosis muy pequeñas, mucho más bajas que las utilizadas para trastorno bipolar, pueden tener efectos positivos en inestabilidad emocional leve, prevención del deterioro cognitivo y disminución del riesgo de suicidio. Estas dosis bajas suelen ser muy bien toleradas.

5. Es un tratamiento simple.

Cuando las dosis son bajas o moderadas, se toma una vez al día, generalmente en la noche, no interfiere con las actividades diarias, no altera la personalidad ni las emociones y permite llevar una vida completamente normal.


¿Quién podría beneficiarse del litio?

Sin entrar en diagnósticos más técnicos, el litio puede ser útil para personas con cambios de ánimo importantes, quienes presentan irritabilidad crónica o reactividad emocional, pacientes con depresiones recurrentes, personas con riesgo suicida y adultos mayores preocupados por su memoria y salud cerebral.


En resumen

El litio no es un medicamento “de última línea”. Tampoco es un fármaco peligroso o anticuado. Es, en realidad, un tratamiento seguro, natural, extraordinariamente efectivo y probablemente el más protector del cerebro dentro de toda la psiquiatría. Desmitificarlo es fundamental para que las personas puedan acceder a un tratamiento que, usado correctamente, cambia vidas y mejora pronósticos a largo plazo.


Dr. Jaime Correa Domínguez

Bibliografía

1. Cade, J. F. J. (1949). Lithium salts in the treatment of psychotic excitement. Medical Journal of Australia, 2(10), 349–352.

2. Barroilhet, S., & Ghaemi, S. N. (2020). When and how to use lithium. Acta Psychiatrica Scandinavica, 142(3), 161–172.

3. Cipriani, A., Hawton, K., Stockton, S., & Geddes, J. R. (2013). Lithium in the prevention of suicide in mood disorders: Updated systematic review and meta-analysis. BMJ, 346, f3646.

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